5 sugerencias para enseñar a rezar a nuestros hijos





¿Quién no tienen un recuerdo de cuando era pequeño rezando en la cama con sus padres o abuelos antes de irse a dormir?


Seguro que vosotros, al igual que yo, recordáis con nostalgia esa costumbre tan bonita y entrañable de nuestros primeros años de vida. Ahora, tenemos la posibilidad de volver a rememorar aquellas vivencias con nuestros propios hijos. Pero ¿cómo podemos hacerlo?


Aquí os dejo una serie de sugerencias para comenzar a rezar con nuestros hijos en casa, no sólo por la noche, si no para enseñarles que podemos acudir a nuestro Padre Dios en todos los momentos del día. Decía Santa Teresa del Niño Jesús: "Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto en medio de la prueba como en la alegría".

1. La familia es el primer ámbito para la educación en la oración.


La oración en los acontecimientos diarios es el camino para que nuestro trato con Dios se llene de amor. Pero... ¿Cómo se aprende? Como en toda relación de amor... con palabras, repeticiones sencillas y acompañadas de gestos: un beso, un abrazo, sentarse y juntar las manos o arrodillarse. Todo acompañado de la afectividad propia de los niños, con actitud positiva ya que sabemos que el amor que expresamos es recíproco y por ello lo hacemos con mucha naturalidad.


2. Leer con ellos la Biblia.


Cuanto más conocemos a nuestro Padre Dios más fácil resulta tratarlo. La lectura de la Biblia para niños con imágenes es un buen recurso para acercar la figura de Dios y de Jesús a nuestros hijos pequeños.


3. Tener en la habitación una imagen de la Virgen.


Una imagen o un cuadro de la Virgen en el cuarto de nuestro hijo nos ayudará a crear un clima adecuado que le ayude a vivir la fe con la cercanía que nos da el trato con nuestra madre que está en el Cielo y siempre está a nuestro lado.


4. Hablar con nuestro Ángel de la guarda.


La iglesia recomienza seguir unas prácticas diarias para hacer oración, por la mañana al levantarnos, a medio día, en las comidas y por supuesto antes de acostarnos.


También hacemos oración cuando nos acordamos en nuestras tareas de hacer las cosas como la haría Jesús, con cariño, cuidando el material y esforzándonos en realizar nuestras actividades lo mejor posible. ¿Y si tenemos alguna dificultad? Acudimos al Ángel de la Guarda para que


interceda y nos ayude... ¡Nunca estamos solos!


5. Enseñarles las oraciones que aprendimos de boca de nuestros padres.


La primera oración es un gran beso lanzado a la Virgen y a Jesús, ese ¡muack! que se lanza con la mano cuando vemos su imagen porque reconocemos en ella a una madre que desde el cielo siempre nos acompaña. Otro beso cuando pasamos por delante del Sagrario donde nuestros niños saben que está Jesús esperándoles en todo momento. Todos los días, al levantarnos podemos saludar a Jesús con un: ¡hola Jesús! ¡Hasta luego! De esta manera empezamos bien el día.


Después, tal y como les enseñamos en el colegio…. ¡Suena una alarma!, Son las 12:00h. En este momento les recordamos el momento en el que el Ángel Gabriel le anunció a María que iba a ser la Madre de Dios. Podemos decirles a nuestros hijos que le lancen un beso a la Virgen, si son muy pequeños, o que recen una avemaría. Incluso, si nuestros hijos son mayores, rezando con ellos el Ángelus. Pero, independientemente de la edad, siempre, siempre, siempre….¡lanzar un beso a Nuestra Madre! El amor siempre se acompaña de los gestos.


En la hora de la comida juntamos las manos y damos gracias por tener ese alimento que es tan necesario y si algo no nos gusta mucho pues se lo decimos a Jesús para que nos ayude y nos esforcemos porque es bueno para nosotros comer de todo.


Y por la noche, ya en casa, de rodillas le pedimos a Dios que nos acompañe en el descanso.


Según vamos creciendo acudimos con mayor confianza de hijo, tanto a Dios como a la Virgen, para pedir ayuda en las necesidades y darle gracias por las alegrías de la vida. Todo esto se consigue con el ejemplo de los padres y en el colegio se continúa esta educación.


Y ¿qué pasa si los padres no sabemos hacer oración? pues... Nos ponemos a ello y empezamos,


como niños que tenemos que ser, para estar cerca de Dios.


Nuestra primera oración: todos los días un beso... Un buen momento es empezar toda la familia rezando ante el sagrario cuando llegamos al colegio, Dios nos espera a todos por igual ya seamos pequeños o mayores. También le podemos dedicar alguna canción o incluso es bueno aprender a estar en silencio para poder escuchar en el corazón.

Mónica Álvarez

Profesora de 1º A

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